domingo, 4 de abril de 2010

Pascua 2010



El anuncio cristiano responde positivamente a la sed de justicia del hombre. ¿Cuál es, pues, la justicia de Cristo? Es, ante todo, la justicia que viene de la gracia, en ella no es el hombre el que repara, se cura a sí mismo y a los demás. Convertirse a Cristo significa precisamente esto: salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, nuestra exigencia de su perdón y amistad.


Benedicto XVI

Esta es la cuestión: Dios se ha conmovido por nuestra nada. No sólo esto: Dios se ha conmovido por nuestra traición, por nuestra tosca pobreza, olvidadiza y traidora, por nuestra mezquindad… como un padre y una madre que lloran de conmoción, con un llanto totalmente determinado por el deseo del bien para su hijo, por el destino de su hijo. Es una compasión, una piedad, una pasión. Ha tenido piedad de mí.

Luigi Giussani


Foto: Marc Chagall, El hijo pródigo, 1975-76. Colección privada, St. Paul de Vence (Francia) (© foto: BI, ADAGP, Paris/Scala, Firenze)

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